viernes, 12 de junio de 2015

Compasión por Bogotá

Compasión por Bogotá

Querida Bogotá: ¿En qué momento dejaste de ser una bella metrópoli caracterizada por tu honor a las letras y bellas artes, a pasar a una ciudad maltrecha llena de corrupción? Vivencias que los jóvenes de ahora no tuvimos la oportunidad de apreciar pero que anhelamos con todo nuestro corazón. Ese anhelo de ver a nuestra ciudad convertida en una metrópoli caracterizada por su cultura y desarrollo, cada vez lo vemos más desvanecido con el pasar de los años, ese anhelo se esfuma como humo saliendo de una chimenea. Me parte el alma la idea de nunca verte como te añoro.

Bogotá, es el momento de empezar de nuevo, por favor danos otra oportunidad. No te prometo que vayas a cambiar de la noche a la mañana, eso no solo depende de mí, ni de un grupo de jóvenes, eso depende de todos. Haré todo lo posible para que vuelvan los valores, la cultura, el buen trato, la amabilidad, el orden, eso que alguna vez te caracterizó y está en el vano recuerdo de nuestros abuelos, y que lamentablemente los jóvenes no lo vivimos (solo tenemos tu recuerdo en algunas fotografías). Ese cansancio, ese agotamiento finalmente nos está haciendo perder la cordura, no podemos más, ya no somos capaces de soportar el trato que te han dado. Ese trato que te han dado, lastimosamente si lo vivimos, si lo tenemos en nuestro recuerdo y lo que anhelamos es que no te lo repitan. Es el momento, el momento en que el rio pueda volver a su cauce natural, el momento para devolverte la esperanza, el momento en que por fin seas lo que todos anhelamos.


 Es nuestro deber frenar todo lo que te ha enfermado: esa inseguridad que no deja tranquilos a los ciudadanos, que inclina miradas, que los arrodilla, que los esconde. Esa movilidad que no permite llegar a tiempo a las personas, que estresa, que agobia, que angustia, que lo único que hace es llevarse nuestro tiempo como si este fuera cualquier cosa, cualquier recurso renovable, pero no es así tristemente, razón por lo que es imposible calcular el tiempo perdido en términos monetarios. Esa corrupción que lleva al retraso económico, que devalúa la moneda, que nos hace quedar mal ante los demás, que genera desigualdad, etc. Y tantas otras cosas que te han enfermado. Es momento de recapacitar, hacer un alto en el camino y decir: ¡No más!, estamos cansados, es el momento de aprovechar la oportunidad que nos da la democracia y decirle a quienes NO anhelan ver a Bogotá convertida en la metrópoli soñada: ¡NO MÁS, NO SEGUIRÁN!

@roycob