Hay quienes pretenden y creen que tienen una verdad única y absoluta, ellos juzgan, condenan y declaran enemigo a quien no la acata. Con Jesús sucede todo lo contrario, nos enseñó a llevar un mensaje totalmente diferente en nuestro corazón. Jesús dijo “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¿Quién no conoce estas palabras tan expresivas, relevantes y hermosas? Fue una de las plegarias intercesoras ante Dios más significativas que Jesús nos concedió. Palabras sencillas, precisas, claras y humildes.
Jesús simplemente, nos enseñó a perdonar desde la cruz. En ese instante en donde todo el sufrimiento, la miseria, el abandono, la traición, a la puerta de la nada, es cuando Jesús perdona a sus verdugos. Este signo es una magna expresión de la perfección del amor, de la misericordia, de la caridad, de desear el bien a pesar de todo. Sin duda: Jesús nos enseña a hacer lo mismo con nuestros semejantes.
Orar por sus perseguidores fue lo que hizo Jesús. Nosotros debemos seguir su camino y hacer lo mismo acogiendo sus palabras; para finalmente ponerlas en acción a lo largo de nuestra vida. Simplemente Cristo como su Padre es rico en misericordia y quiere que todos nosotros estemos en paz con Él y nuestros semejantes por medio del perdón.
Quienes no saben lo que hacen, con más razón están más llamados al perdón porque son quien más lo necesitan (de pronto han cometido errores sin darse cuenta, o por simple ignorancia). La enseñanza es salir de nuestro vacío espiritual y entender, que a pesar de lo que nos pueden hacer, lo que Jesús pasó fue mucho más doloroso. A pesar de su sufrimiento incalculable el no guardo rencor, al contrario, oró por ellos. La virtud de perdonar y pedir perdón es la capacidad que nosotros debemos tener para producir un efecto positivo en nuestro corazón y en el de los demás. El perdonar es la mejor forma de demostrar amor. Dios no puede actuar en nuestra vida si nuestro corazón guarda rencor.
@carlosavilanr