viernes, 12 de septiembre de 2014

Animalistas no humanistas


Animalistas no humanistas
Por: Carlos Avilan 

Por estos días que ha vuelto el debate sobre las corridas de toros en Bogotá, vuelve la costumbre de campañas antitaurinas, y a eso sumémosle las campañas de adopción de animales y de reproche hacia el maltrato de los mismos, que han cogido fuerza al nivel de volverse moda en los últimos años. Actuar en favor de los animales y humanos es un acto honorable, pero muchos de estos agentes animalistas ponen por encima los derechos de los animales por encima de los humanos, tratando a los animales de una manera más especial que a las personas.

¿Acaso no deberíamos indignarnos más por un niño que muere de hambre en la Guajira que por ver un perro callejero? Si todos somos seres vivos y hacemos parte de este universo, al fin y al cabo: todos seriamos iguales. Pero para poder preservar nuestra especie y conservar nuestro hábitat, La Tierra, tenemos que priorizar en ciertos aspectos. Primero que todo tenemos que poner nuestra forma de actuar individual y social en un espejo, para poder darnos cuenta del quebranto social que está asegurando la extinción de nuestro planeta, y no hablo de cuestión de milenios, ni de siglos, habló de años. ¿Qué nos hace pensar que si ni siquiera nos cuidamos entre nuestra misma especie, vamos a cuidar de otra? Nuestra sociedad va en caída libre, somos entes distantes en esta sociedad globalizada, andamos pendientes del trabajo, del estudio, de las deudas, en fin, de todos los problemas inherentes a la sociedad de una cultura capitalista en la que el trabajo vale oro, y por ende el tiempo, y no nos detenemos un minuto para pensar en nuestro objetivo como seres humanos, para revisar que es lo que realmente estamos haciendo como individuos y entes sociales.

En ocasiones llego a pensar que el desarraigo social que estamos viviendo se ve reflejado en actitudes distantes hacia nuestros hijos, padres, hermanos, amigos, compañeros, y en actitudes más extremas como la criminalidad, el suicidio, entre otras; entonces para lavarnos las manos, sentir que hacemos el bien y por lo tanto cumplimos el objetivo de nuestra vida, nos ensañamos con los de otra especie, porque claro, es más fácil mantener un contacto con algo que no entendemos ni nos entienden, distante a nuestra raza, que mirar a alguien a los ojos y decir unas cuantas verdades. Curioso que todas estas actitudes animalistas se ven más reflejadas en las grandes ciudades, donde tenemos menos contacto y somos más distantes, que en los sectores rurales. Por eso hago el llamado a algunos animalistas, ojo: no todos, como lo dije al principio, hay muchas personas que al tiempo son animalistas son humanistas, personas a las que merece toda honorabilidad, pero el llamado es para aquellas que pretenden lavarse las manos en la sociedad, considerando que hacer una campaña antitaurina en Facebook o adoptar un perro es hacer el bien.

Carlos Avilan

@roycob

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