jueves, 20 de octubre de 2016

Por qué no soy liberal

Por qué no soy liberal

He decidido presentar la segunda parte de puntos esenciales ideológicos que he construido en mi vida. Es oportuno hacer esta narrativa en el entendido de que en la actualidad todo se reduce a 140 caracteres, cuando temas históricos han quedado vetados en las universidades y cuando la historia en los colegios de Colombia ha sido mal contada. Es deber esencial presentar un visión de unas tesis, que para la coyuntura actual toman una singular vigencia. Mi máxima aspiración es que usted, el lector de este artículo, genere una actitud crítica y una inquietud permanente. No pretendo cambiar su forma de pensar, solo pretendo que tenga en consideración la existencia de otras formas de pensar que han llevado a la construcción de civilizaciones exitosas.

 En la primera parte definí el núcleo fundamental de mi pensamiento “La fuerza espontanea”, muy cercano al orden espontaneo de la Ilustración escocesa, pero no solamente como una idea de mercado, sino como un todo en general.  Me niego a creer que ciertos valores humanos son solamente accidentes o fenómenos de la cotidianidad, en cambio son regidos por una espontaneidad que está presente en todo. Appleyard afirmaba “la gente vive vidas no liberales. Tienen valores, convicciones, preferencias y lealtades con las cuales ordenan su mundo y lo hacen funcionar”. Es decir, la posibilidad de que una persona sobreviva siendo liberal es prácticamente nula. Liberal es sinónimo de libre, tolerante, abierto, progresista e independiente. La concepción de un buen ordenamiento social es la base de una buena planificación y de pensamientos racionales, todo esto no es más que la antítesis de la libertad individual, por eso no se puede ser liberal y al mismo querer una sociedad organizada. Es común que muchos partidos acogan estas creencias, cuando para una persona del común suena muy bien, estas tienen poca correspondencia con los sinónimos que promueven.

Diferentes pensadores han revindicado la verdadera esencia libertaria, entre ellos Hume, Adam Smith, Burke, entre otros. Artífices de lo que se conoció en su época como conservadurismo y hoy en día conservatismo o republicanismo. Cabe recalcar pensadores más modernos como Friederich von Hayek, artífice de la escuela austriaca económica, un libertario en su máxima expresión,  quien aunque rechazó la etiqueta de “conservador” por circunstancias políticas de su época, fácilmente puede ser catalogado como tal. Invito al lector leer su libro “Los fundamentos de la libertad”, una mirada fundamentada a una palabra tan mal usada hoy en día.

Entonces a medida que los “liberales” avanzaban hacia un colectivismo y una estatización económica, era necesario conservar las viejas tradiciones libertarias que se estaban perdiendo. Por eso ellos al ser contradictores de la tradición, de la fuerza espontanea, promotores de lo inexplorado, de lo novedoso, de lo inexperto, adoptaron el nombre de liberales. Y los otros, conscientes de la conservación de las tradiciones, de lo explorado, de lo argumentado, adoptaron el nombre de conservadores.

En conclusión quiero dejar en claro que no hay solo una idea liberal. Se puede decir que la evolución de las ideas liberales se divide en dos tradiciones fundamentales: las más nombradas mas no las ideales, es decir, de la Revolución Francesa (Rousseau, Descartes y Voltaire) y la tradición británica basada en el empirismo evolutivo: David Hume, Adam Smith y Burke, este último el gran crítico de la llamada “Revolución Francesa”.


@carlosavilanr

viernes, 9 de septiembre de 2016

De la revolución armada a la hegemonía cultural

Empezó la pedagogía, tratando de explicar los acuerdos de paz de La Habana y ya me causa bastante curiosidad la manera en que los partidarios del Sí defienden sus posturas. No es coincidencia que precisamente ayer en un debate universitario sentí con preocupación la manera en que se tergiversa la historia, las palabras, la manera de instruir ciertos hechos que en algún momento, ante la opinión de un colombiano común generaba rechazo, pero tergiversando la información, con la “magia verbal” como afirma Plinio Apuleyo, ese mismo hecho que generó rechazo, ahora genera aplausos por parte de estudiante universitarios.

1984 el libro de George Orwell cae como anillo al dedo para ejemplificar la coyuntura actual. Bien afirmaba: “El lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen verdaderas”. Y es lo que pasa, ahora los victimarios no son los grupos armados, ahora todos tenemos la misma culpa del conflicto, todos de una u otra forma somos los causantes de la guerra. Y se siguen cumpliendo las profecías de Orwell “Los peores crímenes pueden ser defendidos simplemente cambiando las palabras con las cuales se los describe para hacerlos digeribles, e incluso atractivos”, la manipulación de los populistas a engañarnos, desviaciones en lugar de características propias.

Simplemente estamos cambiando de forma de lucha, de una lucha armada a una lucha que el marxista Antonio Gramsci define como la “revolución por la hegemonía cultural” que “consiste en convencer a quienes son gobernados de la validez del sistema establecido y protegido por el poder estatal, y eso es un trabajo que debe realizarse en el ámbito de las ideas y la cultura”

La excusa perfecta, el arte de maquillar las realidades, se han dedicado los grupos terroristas. Convirtiendo todo ese arsenal malévolo en simplemente consecuencias de un conflicto armado que fue causado por culpa de todos. Secuestrados al mejor estilo del Holocausto Nazi pasamos a las llamadas “retenciones”, atentados de lesa humanidad a “operaciones castigo”, el narcotráfico simplemente algo inevitable por lo que obtienen un “impuesto a la guerra”.

Para los grupos guerrilleros y académicos de izquierda, la palabra “revolución” lo vale todo. Usando engaños verbales con la supuesta “revolución bolivariana”, Venezuela ha sido sumida en la peor crisis de su historia, vendiendo un promisorio país socialista. Las Farc entendiendo a cabalidad esta forma de lucha, la pusieron en práctica en La Habana y han logrado ponerlo a su alcance.

Ahora el Gobierno en busca de ganar el plebiscito por medio de foros universitarios, empresariales, medios de comunicación, etc. Se ha válido de esta sofisticada arma, utilizando palabras refinadas que tienen buen eco en el ámbito internacional y académico. De la lucha ante un grupo narcoterrorista se pasó a una negociación con un grupo en un conflicto armado interno.

En este juego de palabras el ejemplo más claro es el siguiente “¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?”. ¿Quién no quiere una paz estable y duradera?

Las palabras han sido un arma letal en la historia de la humanidad, ahora esta arma empieza a ser utilizada en Colombia. Palabras que han funcionado para Chávez, Kirchner, Mussolini, Hitler, Stalin, Mao, Perón, Castro, Iglesias, Allende, Maduro, Morales, Correa, López Obrador y Bachelet. Pero no vayamos tan lejos, en Bogotá ya fuimos víctimas de ese juego de palabras que llevaron a elegir a alcaldes desastrosos de izquierda y que sumieron a la ciudad en un caos profundo del que aún no se recupera. Tengamos cuidado, ojalá en Colombia no pase lo mismo.


@carlosavilanr

miércoles, 6 de julio de 2016

La fuerza espontánea

El avance de una sociedad como la colombiana tiene que ser determinada por fuerzas espontáneas y no por fuerzas de generación obligadas. Con esto lo que quiero decir, es que la impredecibilidad es una medida de la libertad y la única manera de hacer el progreso posible. Con la impredecibilidad las personas tenemos el afán de encontrar la verdad y nos da la convicción de que el conocimiento humano no es perfecto.

Si el conocimiento humano fuera perfecto, sabríamos de antemano la verdad, todos los eventos se podrían anticipar, toda la verdad sería descubierta, no habría problemas, y en consecuencia el problema más grande sería precisamente que pasara esto. ¿Por qué necesariamente el problema más grande seria este? Porque la consecuencia última sería el estancamiento del progreso, pues no habría motivaciones ni incentivos. Si conociéramos de antemano lo que puede pasar, la verdad, nadie se esforzaría por hacer algo. Si un alumno de matemáticas conociera días antes las preguntas y las respuestas del futuro examen, muy posiblemente no se esforzaría por estudiar.

Es de parecer esencial que exista una cierta incertidumbre de lo que pueda pasar, para que exista un esfuerzo que hará que el hombre se preocupe por estudiar ciencias, descubrir cosas, inventar artefactos, construir ideas, en fin, proponer soluciones a los problemas que existen. Todo este proceso intrínseco es lo que finalmente llevará al progreso de una sociedad.

Es imposible afirmar que el mundo es estático y con eventos predeterminados, donde los acontecimientos se puedan controlar. En cambio, es sensato afirmar que el mundo es dinámico, impredecible, diverso, incierto, etc. Por eso es indispensable que una sociedad pueda tener el máximo de coyunturas posibles para que puedan ocurrir muchos accidentes sociales posibles. La divergencia de ideas, conocimientos, actitudes, entornos culturales, motivaciones son la causa de los accidentes. Este cúmulo de accidentes se torna potencialmente deseables, para que por medio de la experiencia, es decir, la prueba y error, una sociedad pueda tomar la decisión de conservar las mejores ideas.

La sociedad finalmente es un cúmulo de aciertos y errores, un conjunto de imperfecciones, una construcción a partir de pruebas y errores, por eso, pretender dirigir los hechos, acomodarla a solo una situación, a una idea, a un régimen único, simplemente la dirigirá hacía una imperfección mucho mayor de la que se pretendía impedir.

Con todo esto quiero llegar en definitiva a la conclusión, de que tomar una decisión sobre lo que debe ser lo más factible para una sociedad no puede depender de un solo individuo, y nadie se puede tomar el atrevimiento de tomarla, esta decisión se debe tomar a partir de unas ideas conservadas que surgieron de una fuerza espontánea a partir de la experiencia de la categórica sociedad. Por eso nadie puede imponer a la fuerza su idea, por más acertada que le parezca, lo máximo que puede acometer es convencer a un grupo cada vez mayor, hasta que sus ideas en definitiva sobrepasen en beneficio a las demás en la práctica. Ningún individuo tiene la verdad absoluta.

 @carlosavilanr

domingo, 1 de mayo de 2016

La becerrada rosarista

Caminamos cuesta abajo, desde una de las partes más empinadas de una montaña y finalmente llegamos hasta una profunda caverna de hace miles de años atrás. Así me sentí cuando vi la sección social de una famosa revista. Tantos cambios sociales, revoluciones, evoluciones, movimientos libertarios etc., no sirvieron de nada.

Era un evento realizado por jóvenes estudiantes de la Universidad del Rosario -de jurisprudencia  más exactamente-. Era la peña taurina de la universidad para  “que las tradiciones taurinas no se pierdan” ¿Cuáles tradiciones? ¿La tradición taurina? Esa tradición taurina que fue heredada a medias de los españoles y que nos pone en tela de juicio nuestra cultura. ¿Dónde queda nuestra verdadera identidad? Al parecer recae en ver morir a un toro de una manera digna o con honor -como ellos argumentan-.

Bueno, pero sin recaer en la dicotomía cliché, si hay que permitir o no, la “fiesta brava” –bienvenido el debate-. Ahora aparece que el evento era para recaudar fondos para becas de estudiantes de la universidad -¿Luego no era para recuperar nuestras prestigiosas tradiciones?- . No sé cuánto dinero para becas reunieron en 2 horas y media, en un evento esporádico, al que no asisten más de 100 personas, y en una universidad donde el costo de matrícula en promedio es de 10 millones. No creo que muchas.

Nuevamente recaemos en ese círculo vicioso, de quienes pretenden pertenecer a una supuesta élite –a la que no entraron-, que vieron en fotos a personajes del poder nacional, en la Plaza Santamaria, hace algunos años, cada ocho días para el “dejarse ver” y que disfrutaban de tan “magno evento”. 

Lamentablemente lo que me preocupa es que estos jóvenes hacen parte  del futuro de nuestro país. Con esas ínfulas de poder, de supremacía social, que pretenden liderar a Colombia, si eso es así, apague y vámonos.

Demandamos jóvenes con ideas innovadoras, que tengan como objetivo transformar a Colombia en una potencia en desarrollo, niveles altos de vida, y dejar atrás, en el olvido, a  la Colombia corrompida, de los últimos siglos -la del JetSet-.  Lo que sí parece el objetivo de estos jóvenes asistentes del evento, fue el simplemente “dejarse ver”, a costa de supuestas obras de caridad, y en definitiva aparecer en el JetSet criollo. Finalmente lo lograron, bien por ellos, mal por Colombia.  


@carlosavilanr

martes, 22 de marzo de 2016

Padre perdónalos porque no saben lo que hacen

Hay quienes pretenden y creen que tienen una verdad única y absoluta, ellos juzgan, condenan y declaran enemigo a quien no la acata. Con Jesús sucede todo lo contrario, nos enseñó a llevar un mensaje totalmente diferente en nuestro corazón. Jesús dijo “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¿Quién no conoce estas palabras tan expresivas, relevantes y hermosas? Fue una de las plegarias intercesoras ante Dios más significativas que Jesús nos concedió. Palabras sencillas, precisas, claras y humildes.

Jesús simplemente, nos enseñó a perdonar desde la cruz. En ese instante en donde todo el sufrimiento, la miseria, el abandono, la traición, a la puerta de la nada, es cuando Jesús perdona a sus verdugos. Este signo es una magna expresión de la perfección del amor, de la misericordia, de la caridad, de desear el bien a pesar de todo. Sin duda: Jesús nos enseña a hacer lo mismo con nuestros semejantes.

 Orar por sus perseguidores fue lo que hizo Jesús. Nosotros debemos seguir su camino y hacer lo mismo acogiendo sus palabras; para finalmente ponerlas en acción a lo largo de nuestra vida. Simplemente Cristo como su Padre es rico en misericordia y quiere que todos nosotros estemos en paz con Él y nuestros semejantes por medio del perdón.

Quienes no saben lo que hacen, con más razón están más llamados al perdón porque son quien más lo necesitan (de pronto han cometido errores sin darse cuenta, o por simple ignorancia). La enseñanza es salir de nuestro vacío espiritual y entender, que a pesar de lo que nos pueden hacer, lo que Jesús pasó fue mucho más doloroso. A pesar de su sufrimiento incalculable el no guardo rencor, al contrario, oró por ellos. La virtud de perdonar y pedir perdón es la capacidad que nosotros debemos tener para producir un efecto positivo en nuestro corazón y en el de los demás. El perdonar es la mejor forma de demostrar amor. Dios no puede actuar en nuestra vida si nuestro corazón guarda rencor.

@carlosavilanr

viernes, 18 de marzo de 2016

La naturaleza de la Semana Santa

En una ciudad que pasa de todo, en un país que pasa de todo y en una comunidad que pasa de todo, pasan desapercibidas muchas celebraciones. La Semana Santa no es una semana más, nos dicen que es una semana de reflexión, que conmemoramos cosas muy importantes de la comunidad Católica; sin embargo para muchos no es así, para muchos es simplemente la excusa perfecta para salir a pasear, o para otros simplemente es una semana de trabajo más.

La percepción actual de la Semana Santa sin duda ha cambiado con el paso de los años. ¿Qué significa realmente esta semana? Es una época para pasar en familia, para descansar, para pensar en los actos cotidianos, una semana de vacaciones, de compañía, de limpieza espiritual, etc. Estas voces reflejan lo que realmente están pensando las personas. Nos hace pensar que el contexto cultural católico que teníamos acostumbrados a tener hace varios años ha cambiado. Antes era una real preparación, ahora ha cambiado este contexto; pero por otro lado sigue siendo una opción válida como oportunidad de cambio para nosotros los católicos. ¿Qué es lo que vivimos? ¿Por qué lo vivimos? ¿Vale la pena tener unos días centrales para fortalecer nuestra fe? Son muchas las preguntas que podemos deducir en torno al tema. Es un desafío para la iglesia católica.

En esta perspectiva hay que subrayar una paradoja. Según encuestas nos señalan que el 90% de los colombianos son católicos (que se confiesan católicos). Y precisamente no es para nada una maravilla, es un desastre, una desgracia. En un país marcado por la inequidad, por la violencia, por el machismo, por la corrupción, por la falta de oportunidades, por la corrupción política, etc. Si el 90% de las personas dicen ser católicos es porque realmente no lo son. Porque precisamente el corazón del catolicismo, del evangelio, está en contra de esa clase de sociedad, y de esa manera que vive esa sociedad. No hay ningún talante católico en este país.

Personalmente no le veo ningún inconveniente combinar un espacio de celebración de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo, de autocrítica y autoevaluación con un espacio de descanso (y más en esta sociedad tan estresante). No hay una contradicción entre lo uno y lo otro. Pero si llama la atención –insisto- que este país que se hace llamar católico la celebración de la Semana Santa resulte como algo irrelevante.

Siempre hablamos de una celebración ¿Pero qué es lo que realmente celebramos? Que a ese Jesús que vieron crucificado, la comunidad cristiana empieza a decir que Jesús no ha muerto, sigue vivo y seguimos sintiendo su espíritu para continuar viviendo la realidad. La praxis de Jesús no la destruye los poderes de muerte de nuestro mundo, la fuerza de Dios está ahí presente y lo resucita. Y eso es lo que nos da fuerza para seguir y continuar viviendo en el hoy, la realidad cotidiana a la que nos enfrentamos día a día. Una construcción de hermanos y hermanas es la invitación, donde sea Dios quien realmente reina. Aquí es donde nos debemos quedar y hacer un alto en el camino. El verdadero desafío, independientemente si somos católicos o no, es que este contexto histórico sirva para tener un significado en nuestra rutina diaria  y así finalmente tener realmente un compromiso social por el bien de toda la humanidad.


@carlosavilanr 

domingo, 31 de enero de 2016

La visita de Thomas Piketty y Ha Joon Chang a Colombia

No puede pasar desapercibida la visita al Hay Festival en Colombia de Thomas Piketty y Ha Joon Chang, dos grandes de la economía actual. Este francés y coreano traen a Colombia una nueva visión de la economía actual con sus obras culmines y best sellers: El Capital del Siglo XXI (Piketty) y Economía para el 99% de la población (Chang).

Aunque las tesis de Ha Joon son más heterodoxas que las de Piketty, los dos tienen algo en común: el combate al pensamiento dominante de tesis económicas tradicionales y la configuración de un nuevo pensamiento económico contemporáneo.


Piketty en su libro aborda una visión del mundo y recoge esta visión por modelos específicos a través de un análisis cuantitativo. Resaltando los problemas del capitalismo actual que encajan de manera general a la problemática que enfrenta Colombia; donde no es ninguna mentira ni vacilación la falta de transparencia institucional y el declive del sistema de educación actual. Condiciones que hacen proliferar las inequidades y las diferencias abismales entre las clases sociales, haciendo a Colombia uno de los países más desiguales del mundo.

 Por su parte el coreano hace énfasis en la estrategia que han desarrollado los más poderosos del mundo para socavar a los más débiles; por eso no es raro que los países ricos obliguen a los que están en desarrollo a que abran puertas para políticas económicas de libre mercado. Cuando la política económica de esos países en sus principios era netamente proteccionista.

Aunque las ideas heterodoxas no han sido acogidas (afortunadamente) por la academia, hay algunos autores serios, respetables en la academia y visibles que merecen ser atendidos como Piketty y Chang. Aunque las ideas ortodoxas de la escuela de Chicago encabezadas por Milton Friedman han sido las mejores y más exitosas en países desarrollados como Estados Unidos, y en gran medida en Colombia, hay que generar más debate, más ideas para implementar las mejores estrategias en un país tan desigual como Colombia.

Enhorabuena la visita de estas dos figuras intelectuales. Porque no queda la menor duda que para comprender perfectamente el desarrollo e implementación de una política económica se deben examinar tantos las ideas económicas ortodoxas como las heterodoxas.


@carlosavilanr

miércoles, 13 de enero de 2016

Si a la venta de Isagén

Hay que decir que ante una situación como esta, es deber de un buen colombiano saber interpretar y analizar objetivamente las decisiones que toma el gobierno; es decir, la decisión de la venta de un activo importante como lo es Isagén tiene que ser analizado responsablemente desde un punto de vista netamente técnico y no dejarnos llevar por la emoción que produce el titular en los medios.

Desde un punto de vista responsable hay que aclarar que según el Foro Económico Mundial, Colombia ocupa la deshonrosa posición 108 entre 144 países en términos de calidad de transporte, esto sin duda significa el atraso monumental que tenemos en vías de transporte. No hay que tener la menor vacilación al afirmar que la infraestructura de transporte acelera notablemente la economía en cualquier país del mundo (disminuyen costos de transporte y tiempos), según la ANI (Agencia Nacional de Infraestructura) puede aportar alrededor de 5 puntos del PIB para el país; por eso es de suma importancia concentrar la atención en este problema, ya que la ubicación geográfica de Colombia genera muchos problemas al momento de construir y mantener vías de comunicación.

El rubro necesario para mantener y construir vías en Colombia es exorbitante y la única manera de conseguirlo es con una reforma tributaria para subir impuestos. Según analistas existen otros 22 métodos para conseguir financiación como fondos de pensiones, privados, capital de riesgo, etc. pero no son métodos efectivos a corto plazo y Colombia necesita atención inmediata en el mejoramiento de infraestructura.

La venta de Isagén está presupuestada en 6.5 billones de pesos y si se apalancan los recursos por venta de acciones como pretende el gobierno los recursos de esta empresa podrían convertirse en 25 billones para inversión en infraestructura. Anualmente esta empresa produce solo una rentabilidad del 3.5%, recibiendo el país anualmente $89.000 millones, un valor mínimo comparado a su precio de venta.

Hay que aclarar que el sector energético es un sector bastante saludable comparado al sector de infraestructura, gracias a la legislación y decisiones tomadas en los años noventa que permitió la entrada de capital privado, el sector creció inmensamente produciendo gran cantidad de energía. Gracias a otros factores como la riqueza hídrica se ha posicionando a Colombia como potencia de generación eléctrica en la región; por lo tanto el estado no tiene la obligación de manejar –meter mano- en este sector; en cambio sí son necesarias acciones rápidas para el sector infraestructura.
 
No creo en la clase política con la unión de sectores del Partido Liberal, Centro Democrático, Partido Verde y Polo Democrático. Sectores con opiniones sesgadas nada técnicas, atrasadas nada responsables y con tintes de politizar la situación confundiendo a los colombianos. Cuando Samper, Pastrana y Uribe también quisieron vender la empresa en su época, inclusive a menos de la mitad de su valor actual.

Por eso digo sí a la venta Isagen. De nada sirve tener joyas valiosas en nuestra casa si no tenemos para comer, hago una semejanza con la discusión actual. Me preocupa la forma de la venta por subasta, tal vez haya una mejor forma, por otro lado también me preocupa la utilización responsable de los recursos obtenidos por la venta, quiero ser optimista y pensar que el gobierno obrará con responsabilidad; sin embargo las acciones de los últimos años no lo demuestran.

@carlosavilanr